[Escrito mínimo (389p.) de la Parte IV de El viaje]
-De cómo los nativos planean y gestionan sus proyectos-
No es raro que una señoría en su feudo decida intervenir directamente para resolver un asunto que escapa a su experiencia y capacidades. Tampoco es raro que falle y que a nadie parezca importar, que nadie reclame ni se indigne.
En la mayoría de los casos la señoría designa o, mejor dicho, ratifica a quien proponga el ente técnico relacionado.
Hay leyes imperiales que establecen los procedimientos y que además prohíben taxativamente el nombramiento de familiares. Esas leyes surgen en congresos anuales donde se plantean asuntos técnicos, problemas comunes, y se coordinan posibles soluciones entre feudos específicos.
Cuando se identifica un problema general, como el nepotismo, y la solución es adoptada por más de dos tercios de las señorías, se vuelve ley imperial y pasa a ser obligatoria en todos los feudos.
Para los proyectos locales a mediano o largo plazo, la señoría a cargo se suele reunir con los jefes de las familias más importantes del feudo, según su abolengo, garantizando así su continuidad y estabilidad.
Los asuntos cotidianos suelen ser resueltos, o al menos tramitados, por el jefe de la familia más solariega de la zona (o distrito). Si lo considera necesario, por ser trascendental, es costumbre que dicho jefe de familia busque asesoría en sus siete sucesores inmediatos para que las decisiones se mantengan en el tiempo. Además puede sumar a los tres naturales mayores de la siguiente generación (que ya estén en la adultez madura) si es necesario ejecutar alguna tarea urgente.
La señoría del feudo siempre puede intervenir, en cualquier asunto, pero se considera contraproducente. De ella sólo se espera que mantenga una visión general de los asuntos públicos.
Cuando un jefe de familia desea desarrollar un proyecto en su comunidad pero éste resulta demasiado técnico, lo más común es que acuda a la institución académica especializada más cercana junto con quienes designen los otros jefes de familia que se pudieran sentir afectados.
Lo único que los detiene, o causa algo de aprensión, es que en las universidades suele haber más estudiantes e investigadores foráneos que locales. Por lo que siempre tienen la sensación de que no habrá suficiente interés o entusiasmo por hallar las soluciones idóneas.
En todos los niveles, siempre es decisivo encontrar a alguien con amor a la tierra en donde se va a desarrollar cualquier proyecto, para que lo dirija.