Religiosos

Son cinco las naciones donde impera la creencia en un poder superior que todo lo puede. Aquí los escritos con los aspectos más característico de cada cual.
(La numeración de los capítulos corresponde al orden cronológico de nuestro viaje)

Parte I

Capítulo 05

Donde se describe una nación de religiosos tradicionalistas

Advenimiento bendecido (Pb)

(índice)

Aquí gobierna Dios, siempre lo ha hecho, siempre lo hará.
Esa es la respuesta cuando algún incauto intenta averiguar quién es la autoridad máxima en aquella nación.

La creencia general allí es que Dios provee todo lo que su pueblo necesita. Cada alma, cada persona tiene una guía, a la que llama sibila.
Una sibila gobierna sobre las almas que Dios ponga bajo su cargo, pudiendo ser incluso las de otras sibilas.
Estas almas habrán de obedecerle por la gracia de Dios. Pues su palabra es palabra de Dios. No se requiere coerción.

Las sibilas están en todo.
Apenas pisamos aquel territorio una se puso a nuestra disposición. Con toda humildad nos ofreció transporte, comida, alojamiento, lo necesario ante nuestro advenimiento. Ofreció de todo pero no de más, no al azar: Nos ofreció justo lo que queríamos, justo lo que añorábamos, y bajo los términos precisos. Era imposible negarse.
A mí me pareció sorprendente, Dios tenía que estar con ella.

Yo agradecí, sobre todo, la invitación en sí misma. Esa invitación a visitar su nación nos llegó en el momento que más la necesitábamos, en el momento que peor la pasábamos entre déspotas.

Era increíble.
Todo lo preveía, todo lo coordinaba con tal perfección que parecía un mago en medio de su espectáculo. Si querías un conejo, lo sacaba de su sombrero. 
Hoy día me pregunto cuántos recursos habrá gastado para planificarlo todo, para cubrir cada contingencia.

Según ella, era Dios guiando nuestros pasos. Yo no podía evitar sonreír cada vez que oía su apostolado. Sonreía pero no recuerdo si con ironía o con esperanza, sólo recuerdo que sonreía.

A cada quien su carga (Cg)

(índice)

Hay un número indefinido de sibilas, Dios provee según la carga que puede soportar cada cual y la necesidad de cada fiel.
Una sibila, o guía, se consagra como tal ya sea por sucesión, habiendo sido aprendiz de otra y heredando su cetro, o por aclamación al ser seguida por suficientes creyentes y recibir el reconocimiento de otras sibilas (no hay un número fijo de seguidores ni de sibilas para ello, al menos no de forma oficial). Dicho último método es cada vez menos común pero ha tenido un mayor impacto histórico.

Según la importancia del apostolado y servicio que se preste habrá más, o menos, personas necesitadas, surgiendo el número preciso de sibilas para atenderlas (pues “Dios da a cada quien la carga que puede soportar”), aunque también surgen impostoras nacidas del pecado.

Durante nuestra estancia, el mayor foco de atención estaba en la develación de quién sería la sucesora de una de las sibilas más querida (y poderosa) de la comunidad, de una sibila curandera recién fallecida.
La sucesora la estableció la finada en su testamento, que sería leído en una ceremonia por siete sibilas cercanas junto a la conciliatum, guía encargada de la convivencia pacífica, quien funge como moderadora.

A efectos prácticos, ninguna norma obliga a los creyentes a seguir a la nueva guía, lo que sí los fuerza es toda la información que sobre ellos hereda. Poder sutil, le llaman.
En este caso, son tantas almas en juego, tanta la información confidencial, que su traspaso podría redefinir la estructura de poder de gran parte de la nación.

Confirmación crucial (CE)

(índice)

Cuando lo pensé bien me pareció atemorizante que supieran tanto de mí y de mi vida, de mi familia. No es poca la información requerida para deducir los gustos y necesidades de alguien, a cada momento. 
¿Y en el caso de una sociedad entera? ¿Cómo se recopila toda esa información?, me pregunté mil veces al recordar aquella época.

Concluí que todo empieza desde antes del nacimiento, desde el conocimiento pleno de los progenitores y su entorno.
No tuve que indagar mucho para entrever que la guía espiritual de cada madre asume lo propio del nuevo fiel hasta que éste confirme su vocación, al finalizar la adolescencia, y escoja a quién seguir.

Desde la más tierna infancia los fieles son acostumbrados a entregar sus almas enteras a sus guías, todas sus sensaciones, todos sus pensamientos, por medio de confesiones periódicas. Nada puede quedar oculto.
Ello se da de forma directa salvo en el breve periodo de rebeldía que supone la adolescencia. Durante el cual recurren a medios indirectos: implantan modas por las que los fieles-rebeldes dan sus almas sólo por ser parte de un grupo.

Después de la “confirmación” un fiel puede cambiar de guía cuándo y cuántas veces quiera, pero con ello aumenta la incertidumbre de cuál sibila designó Dios para guiarle, alejándose cada vez más de Ella.
Por eso el proceso confirmatorio es tan importante. Por eso toda la educación de los infantes gira en torno al mismo, por ejemplo: se aprende a leer y escribir memorizando preguntas y respuestas relativas a la religión y las matemáticas se ilustran por medio de parábolas moralizantes.

Sobre todo se catequiza a quienes desean convertirse en sibilas.
Una sibila puede tener cuántas aprendices quiera pero sólo una de ellas heredará su cetro. No hay una edad preestablecida para el inicio formal de su formación. Lo usual es que se dé a partir de la confirmación pero ya desde mucho antes la sibila puede empezar a preparar a su aprendiz, dependiendo del apostolado que ha de seguir.

En especial las sibilas encargadas de mantener el orden social tienen muchas aprendices, al ser un servicio latente, que no siempre es requerido pero que cuando lo es, lo es a granel.

Acuerdos entre confidentes (Sj)

(índice)

El apostolado con menos aprendices es el jurídico, el encargado de dictar sentencia definitiva sobre cualquier conflicto, en pro del bien común.
Las sibilas encargadas de ello, mentadas conciliatum, sólo actúan cuando son convocadas por otra sibila, por lo que lo hacen poco, pero sus decisiones no tienen apelación posible, su poder es absoluto en dichos episodios (por lo que mi familia intenta mantener buenas relaciones con la mayoría de ellas).

Por lo general las disputas entre creyentes se resuelven por un acuerdo entre sus sibilas. Nadie sabe cuáles son los mecanismos internos. Los fieles dirían que Dios ilumina a sus enviadas para que coincidan en todo lo necesario pero yo diría, por el secretismo y la rapidez en las decisiones, que debe haber rangos o niveles de autoridad, tal vez regidos por el número de seguidores de cada cual o los años de servicio.
A mí, con el tiempo, se me ha hecho obvio que existe un mando central superior capaz de mantener coherencia entre tantas creencias, capaz de coordinar el procesamiento de toda la información obtenida del poder sutil intimidatorio.

Lo que más ayuda a evitar confictos es la amenaza creíble (para la mayoría) de una fuerza superior.
El mayor pecado es faltar a Dios, o a sus representantes, ocultarles una verdad. Si Dios quiere algo oculto, nadie lo debe develar; Si quiere algo develado, nadie lo debe ocultar.
Cada fiel debe confesar sus culpas con regularidad, por baladíes que sean (ante su sibila o la aprendiz que ésta le asigne), lo que hace que esclarecer conflictos suela ser simple.
Si el pecado es capital y el pecador tarda en confesarlo, se vuelve merecedor de una sanción, a ser fijada por su guía.

Cada sibila tiene sus propios dogmas, aunque suelen coincidir en lo fundamental, en ocasiones surgen grandes divergencias
Allí es cuando más poder puede llegar a acumular una conciliatum, al tener la potestad de cambiar los dogmas particulares e imponer uno general en pro del bien común, o no.

Convivencia entre dogmas (Cs)

(índice)

Si bien es considerada una nación gobernada por Dios, hay múltiples regímenes locales, de todo tipo y tamaño (aunque siempre débiles), encargados de los asuntos seculares. 
Las guías espirituales con más seguidores en una región supervisan el buen funcionamiento de tales regímenes, teniendo la última palabra en caso de controversias y pudiendo destituir funcionarios, bajo condiciones que varían según el caso.

Las diferencias entre los dogmas de las sibilas se hacen evidentes al ser aplicados sobre las susodichas autoridades seculares. Es común, y predecible, que las sibilas se aprovechen de tales potestades cuando logran la hegemonía espiritual en una región, pasando desapercibido a menos que intenten socavar la autoridad de alguna otra sibila. Entonces pueden llegar a ser declaradas herejes por las demás, quedando abierta la posibilidad de una guerra santa (si así Dios lo quiere).

Ha habido muchos intentos de secesión, varios exitosos, algunos sólo temporales. Hay quienes creen que es deber de toda sibila desenmascarar a las impostoras, que hay que luchar contra el pecado, que es una lucha a muerte, por la vida eterna. Esas naciones viven en guerra y tardaron en estabilizarse.
Hay otras naciones, las más tradicionalistas, que creen que el mismísimo Dios limitará el poder de las impostoras, dándole sabiduría a los creyentes para que sepan a quién seguir. Estos pueblos se consolidaron con rapidez como naciones.

En mi familia empezamos a indagar acerca de las diferencias entre dichas posturas filosóficas, surgiendo el mayor problema de vivir en una nación muy religiosa, así sea de manera temporal: En la medida que la gente se entera que no profesas ninguna religión, o al menos no con fervor, es inevitable que te quieran evangelizar.
Al principio con indirectas, en conversaciones que parecen casuales, tal vez con tintes académicos, pero poco a poco va aumentando la intensidad, desde todos los ángulos, en todos los ámbitos. Siempre encuentran la forma de traer el tema a colación.
Hasta que llega a parecer una competencia evangelización y no queda más remedio que huir.


Parte I

Capítulo 10

Donde se describe una nación de religiosos con una creencia unificadora

Advenimiento mesiánico (LH)

(índice)

La nación se consolidó gracias a Dios. A Dios en carne y hueso, fruto de un vientre humano.
Narran las escrituras que antes sólo había falsedad, impostoras e imposturas. Fue una era sombría, sin certezas, sin esperanzas.

La mayoría de las almas estaban perdidas. No sabían en qué creer, ni por qué. No sabían diferenciar el bien del mal.
Hasta que Dios encarnó en una pequeña niña de apariencia débil y mirada calma. Las profecías hablaban de su advenimiento, fue fácil reconocerla. Era capaz de guiar sin necesidad de trucos ni de supuesto poder sutil.
Nadie la guio, nadie se atrevió, pero muchos la siguieron. Al crecer fue aclamada por miles pero no fue aceptada por las guías más poderosas. Desatándose una rebelión pacífica cuando no la consagraron como Sibila. Fue la última en merecerlo.

En su lugar la acusaron de herejía, de querer desestabilizar la nación: Proponía cambiar el sistema, proponía que se unificaran los dogmas de la nación en una sola religión, con una sola líder.
Ante la inminencia de su muerte (sacrificio necesario) nombró a sus doce aprendices más cercanas como apóstoles y las envió a cada región de la nación a difundir y consolidar su visión. 

Así lo hicieron todas menos una: En la región capital la apóstol designada negó lo aprendido y entregó a su guía por treinta anillos dorados que nunca llegaría a usar.
Traición triste pero necesaria pues consolidó la separación de las dos naciones con dos sistemas políticos distintos y excluyentes.

Caso curioso: La nación que se separó fue la más grande. Lo hizo sin mayor violencia: Dios lo puede todo, dirían.

Dogma de albedrío de Fe (Sc)

(índice)

Es una nación bendita, dicen sus habitantes.
Una nación unida y uniforme, con una sola religión, con una sola guía.
Así se ha mantenido por siglos 

Tuvo una rápida consolidación, que puso en evidencia las ventajas de un mando único superior. Una persona lejana pero presente a quien agradecer o suplicar.
Pero lo que más atrajo a los fieles fue el dogma liberal que eliminó la obligación de elegir, por miedo al descrédito, una guía directa y definitiva para sus vidas.

Tal régimen produjo cambios en muchos aspectos: desde el educativo, con la minimización del proceso confirmatorio, hasta la mismísima confesión  de las culpas, que desde entonces puede hacerse cuándo y con la sibila que se desee, sin ninguna restricción o amonestación, al menos no directa

Dicho dogma se conoce como Albedrío de Fe, en esencia sostiene que:
Tener fe o no es la única libertad posible pues: Siempre ha de pasar lo que Dios desee que pase, para bien o para mal. Creer esto o no, es lo único que está en manos de un fiel, es lo único que puede decidir. Volviéndose creyente o impostor en el proceso.

Así, cuando alguien cree decidir revelarse al no confesar sus culpas, por ejemplo, es Dios quien está decidiendo por él. Lo hace a sabiendas de todas las consecuencias que acarrearía, pues “Todo lo que ocurre, acciones y reacciones, es parte de una consciencia superior; así como lo fue la triste  traición por treinta anillos dorados que dio paso a la fundación de la nación”

Cualquiera podría pensar que los creyentes son menos religiosos, que son menos atentos a las ceremonias sagradas. Es todo lo contrario, son mucho más devotos, pues lo son por convencimiento, tal vez por civismo. 
La gran mayoría decide ofrendar sus vidas, decide creer y Dios, por medio de su iglesia, recompensa a los que más.

Entre el cielo y la tierra (Sf)

(índice)

Llegamos a una de las provincias más poderosas de la nación. Mi familia ha cultivado muy buenas relaciones en ella, durante siglos.

Si bien hay una sola guía suprema, o pontífice, las provincias disfrutan de una gran autonomía, en especial respecto a los asuntos terrenales.
Todas siguen los mismos preceptos religiosos pero se han desarrollado gran variedad de sistemas de gobierno que sólo tienen en común que la autoridad máxima reside en una (sibila) regente y el método con que ésta es elegida.
En dicho método, la pontífice sólo participa en la elección final, sólo escoge entre tres candidatas nominadas por dos tercios de las sibilas de la provincia, en un cónclave.

Cabría suponer que para alcanzar la nominación se debe tener un gran compromiso con la provincia, no con el mando pontificio, al menos no más que cualquier creyente. Esto la convierte en la nación religiosa más federada, incluso a nivel provincial, en donde la regente es quien ordena a las nuevas sibilas pero lo hace de entre las candidatas propuestas por una mayoría fuerte de las propias aprendices de cada congregación.

La regente, conocida de mis padres, no nos pudo recibir hasta mucho después de nuestra llegada, estaba en la capital.
Las doce regentes (once de las provincias y una de la capital) se reúnen al menos una vez al mes con la guía suprema.
Según la tradición oficial sólo son celebraciones rituales. No consideran necesario realizar reuniones de gobierno, las sibilas siempre actúan de manera autónoma, sólo guiadas por Dios, cada cual en su ámbito.

Parte de la labor que se atribuyen las regentes es ayudar a la pontífice a centrarse en el desarrollo espiritual de la nación, que es lo que más importa (pues conlleva a la vida eterna), encargándose ellas del desarrollo material de sus provincias.
Tal vez lo hagan por intereses no muy sacros pero a fin de cuentas contribuyen a mantener el equilibrio de poderes en una sociedad donde las creencias lo pueden todo.

Sólo por resarcir el mal (ID)

(índice)

Al volver a su provincia la regente, amiga de mis padres, nos recibió brevemente. Nos comentó que estaba retrasada con sus deberes, en particular tenía muchas confesiones por oír.
Al menos una vez al mes se dedica a confesar a las sibilas de la región. Todas las funciones del estado giran en torno al poder confesional, desde la justicia hasta los impuestos. Como en cualquier nación religiosa, el mayor pecado (delito) es «ocultar lo que Dios quiere que sea develado».

Se podría pensar que llama a cuentas a sus subalternas, pues las sibilas son las encargadas de la recopilación de información y del cobro de los impuestos o, mejor dicho, de establecer el monto a pagar por cada fiel.
Dicho monto depende de la gravedad de los pecados, de qué tanto mal se ha hecho a la sociedad, de cuánto se requiere para resarcir ese mal y desincentivar la reincidencia.

La regenta nos explica que los impuestos no dependen de la riqueza de los fieles pero es común que a mayor opulencia se cometan pecados más graves y con menor consciencia de ello.
Se acepta que quienes hacen fortuna la hacen por la gracia de Dios pero hay que cuidar que no se envilezcan y que repartan los dones enviados por Ella entre todos sus hijos. Por demás, para desalentar la reincidencia se hace necesario que el impuesto sea mayor para quienes lo pueden pagar con facilidad.

Según la naturaleza del régimen el poder confesional final recae en entidades con distintos grados de centralización.
Por ejemplo en esta nación, donde la religión fue unificada a costa de ceder poder secular, las regentes provinciales son quienes administran la mayor parte de los fondos y se hacen cargo de los gastos del estado en general, incluyendo los relacionados a la guía suprema, quien debe dedicarse de lleno a mantener la unidad espiritual de la iglesia.

En esta nación en particular, confesarse es un acto voluntario pero no hacerlo es muy mal visto, es una señal de culpabilidad. Las encargadas de ello deben estar a disposición, los fieles y subalternas no deben tener excusas para evadir la confesión y, con ello, sus obligaciones legales, incluyendo las tributarias.
Sólo hay un pecado más grave que ocultar lo que Dios quiere que sea develado, y es que ese ocultamiento se haga como parte de una confabulación, de un acuerdo malicioso entre pecadores.


Parte II

Capítulo 18

Donde se describe una nación de religiosos con creencias reivindicadoras

Principios de un cisma (Pp)

(índice)

En el camino hacia una nueva nación de religiosos pude presenciar un leve altercado, una discusión no muy aireada pero sí llena de convicciones.
Mis padres me habían advertido que la tensión política es común en esa época del año, que por eso lo habían planificado así: cerca del día de la conmemoración del mayor cisma de la historia.

La discusión que presencié giró, como simpre, en torno a si la regente de una de las provincias más grandes de la nación debería asumir un papel más activo o no (sobre un tema que supe olvidar). Los argumentos iban más allá de capacidades gerenciales o de teorías conspirativas; se enfocaban en los aspectos teologales, en lo que Dios quiere de sus enviadas, de sus fieles.

Entre los religiosos hay dos facciones principales que se manifiestan de distintas maneras en cada nación:
Están los más tradicionalistas que creen que siempre ha de pasar lo que Dios desee que pase, para bien o para mal. Para ellos creer tal dogma o no es lo único que está en manos de un fiel, lo único que puede decidir. Volviéndose creyente o impostor en el proceso.
Pero también hay quienes creen que el deber de todo fiel, y más aún de toda guía, es desenmascarar la maldad, a las almas impostoras, es luchar contra el pecado, que es una lucha a muerte, por la vida eterna. Ellos creen que Dios actúa a través de sus enviadas y que evadir tal responsabilidad es el mayor pecado.

Esa discrepancia ha existido desde la antigüedad, desde la época de las guerras santas que dieron forma a las naciones actuales, cuando una pontífice promovió arrebatarle tierra santa a quienes consideraba infieles
Ella creía que su deber era hacer cumplir el mandato de Dios, creía que toda sibila debía actuar según sus creencias, que cada quien debía demostrar su fidelidad a Dios.
Por eso nombró muy pocas regentes (de entre quienes elegir a su sucesora), surgiendo una crisis de estado ante su muerte prematura que conllevó al cisma, a la elección de dos pontífices: Una para gobernar las zonas más antiguas y la otra para hacerlo en los territorios conquistados durante la guerra santa (que conformaron la nación que visitamos).

Esas dos visiones existen en todas las naciones de religiosos, y algunas extranjeras. Aunque nunca se han estructurado en forma de partidos políticos sí que tienen influencia en la toma de decisiones.

Perfecto tiempo divino (Pg)

(índice)

Había una gran expectativa: La guía suprema convocaría un semi-cónclave, era seguro, pero nadie sabía en cuál provincia. No había dado ninguna señal.

Era notoria la tensión entre las regentes con más de cinco años en el cargo.
Había una lucha silente, una guerra fría para demostrar quién debía permanecer en su puesto.
Escenario previsible: Cuando el pontificado queda vacante se elige a la sucesora de entre las once regentes provinciales en ejercicio. Si se considera la avanzada edad de la guía máxima de ese momento, se puede entender el deseo vehemente por permanecer en el puesto, así sea un poco más: A un solo paso del mando absoluto o a un paso de caer en el olvido.

Las regencias se renuevan por medio de semi-cónclaves en donde las 31 sibilas con más años ejerciendo en una provincia dada se reúnen y seleccionan tres candidatas de entre ellas mismas para que la guía suprema haga la elección final.
El cargo de regente provincial dura, al menos, cinco años y es usual que se hagan renovaciones apenas sea posible, al menos en esta nación, pues consideran obligatorio hacer cumplir la voluntad de Dios cuanto antes: Hay que buscar la perfección divina.
Lo único que evita que siempre se haga tal elección de inmediato es que según la tradición sólo puede haber 17 semi-cónclaves por década, al menos que un imprevisto provoque una convocatoria extraordinaria. (Al ser once regentes siempre surge cierta asincronía.)
En aquel momento había cuatro regentes con más de cinco años en sus cargos pero sólo en unas semanas la pontífice tendría libertad de convocar un nuevo semi-cónclave. Tendría que elegir una provincia, una regente. El día se acercaba, la tensión aumentaba.

En otras naciones de religiosos no existe tal tensión.
Por ejemplo en la más federalista dichos periodos se cumplen con menos rigidez, las renovaciones sólo se hacen «cuando Dios quiere», es decir cuando el cargo queda vacante de manera natural o cuando ocurre algún inciden grave imposible de ignorar.
Por demás, allí no son once regentes sino doce: Se acepta la de la capital, que se asocia con la traición que produjo el gran cisma.
Allí dicen: No tememos a la traición, Dios nos protege del mal.
No es necesario actuar, sólo lo es confiar.

Supervisión confesional (Gc)

(índice)

En esta nación el principal rol de la clase clerical es el militar.
No suelen hacer celebraciones religiosas. No buscan convencer, sólo imponen La Verdad, imponen mínimos rituales para hacerse presente en todo, en cada saludo, en cada comida, en el amanecer y en el anochecer, en toda decisión a tomar, en cada opción a considerar.

Ante la inminencia del semicónclave una de las guías provinciales fue especialmente rigurosa en su accionar. Dejando claro (al menos a mí) qué tanto poder se puede ejercer sobre los fieles desde dicha posición:
La regente tiene total prerrogativa para renovar los cargos seculares en cualquier rango, en cualquier ámbito.
En este caso fue supervisando distintas dependencias, desde los principados más grandes hasta los más insignificantes servicios autónomos. Fue recopilando información, no tanto sobre la calidad del gobierno o de la administración o del servicio dado, sino sobre los funcionarios a cargo.
Todo el mundo sabía que la regente se entrevistaba con las guías de cada fiel que le produjera el menor atisbo de duda y que de esas entrevistas conseguía reportes detallados basados en la información confesional de los implicados, no sólo por las confesiones dadas por ellos mismos sino también por las de sus seres queridos y colaboradores más cercanos, cualquiera que pudiera develar secretos y debilidades que comprometieran el funcionamiento de la provincia.

Desde entonces he verificado múltiples veces que ese mismo proceso ocurre en todas las naciones de religiosos aunque en la mayoría de los casos de forma mucho menos evidente.
Es común que una autoridad eclesiástica haga sugerencias sobre el nombramiento de funcionarios sin necesidad de currículos ni entrevistas ni pruebas de actitud pues tienen toda la información imaginable en sus informes.
Esas sugerencias suelen ser obedecidas por miedo a represalias, no necesariamente directas ni inmediatas pero sí devastadoras. De todas formas, por lo general, los funcionarios disfrutan de un alto grado de autonomía, aunque siempre con supervisión cercana.

Pero aquí se va un poco más allá, tales sugerencias son órdenes, son parte de la legalidad, del sistema: La mayor obligación del clero es guiar a su rebaño, por cualquier medio. Por eso la regente no logró permanecer en el cargo, su mandato fue demasiado blando en sus primeros años.

En esta nación es donde más intervienen las guías en asuntos seculares, es donde hay más control central.
Aquí se debe estar en línea con las reivindicaciones del momento.
Se busca la perfección divina


Parte III

Capítulo 28

Donde se describe una nación de religiosos con votaciones constantes

Conformación de Dios (Ar)

(índice)

Es tierra santa.
Un vasto territorio donde confluyen todas las religiones, donde se entrelazan sin intentar imponerse a sus pares y, por el contrario, ven necesaria su existencia en comunión, la ven como parte de un plan superior.
Cada fiel vive su fe y acepta que los demás hagan lo propio, pues entre todos se complementan e iluminan:

Todos somos parte de Dios
Todo lo que sabemos, lo sabe Dios
Todo lo que podemos, lo puede Dios
Todo lo que deseamos, lo desea Dios
En todo lugar donde estamos, está Dios

Porque todo lo que Dios sabe, puede y desea,
es la suma de lo que todos juntos sabemos, podemos y deseamos.
Nos necesitamos unos a otros para cumplir la voluntad divina.
Dios se manifiesta en parte por medio de la consciencia de cada quien.

Así como nuestros cuerpos son parte del universo, nuestras almas son parte de Dios. Toda nuestra motivación está interrelacionada con nuestro entorno, con quienes amamos, con quienes nos aman. No podemos escapar ni rehuir. Hagamos bien o mal, lo hacemos como parte de un todo.
Cada quien cumple su rol, aún sin saberlo, y nadie está por encima de los demás, aún queriéndolo, incluso si debe asumir responsabilidades más decisivas.

Sólo hay que evitar el pecado y, más aún, la posibilidad de pecado, las tentaciones que conducen a él. Más que combatir a los corruptos y abusadores, se debe evitar de forma metódica y constante que tengan poder para hacer daño o que tan siquiera se corrompan.
Por eso es la nación donde menos poder discrecional tienen las guías: El poder se ejerce a través de un consejo sacro conformado según lo dispone Dios a través de sus fieles, quienes votan a consciencia, votan de manera consistente, secreta, buscando que surjan consensos con el tiempo.

En la votación no sólo se elige la representación de cada fiel sino que se da poder a las diferentes religiones en el consejo sacro y se define quién será la máxima autoridad de cada cual y quién su sucesora.

Cobijo en Tierra Santa (MP)

(índice)

Esa nación surgió debido a la guerra, surgió de entre cenizas, surgió por milagro de Dios.

Está asentada en un territorio inmaculado, que nunca fue alcanzado por las largas guerras que se desarrollaron a su alrededor.
Poco a poco se fue poblando con los desplazados de tales conflictos, por personas que huían con el único ruego a Dios de vivir un poco más, unos días más, unas semanas más, unos meses más.

Con el tiempo, al permanecer inmaculada, fue creciendo la esperanza en esa tierra. Muchos huyeron hacia ella y fueron bien acogidos, volviéndose ley sacra dar cobijo a los migrantes. Creyentes de todas las religiones la empezaron a ver como una tierra santa.
No fueron necesarias defensas ni fortificaciones. Sus ciudades nunca fueron atacadas a pesar de los abundantes recursos que almacenaban y de lo poco resguardadas que estaban. Lo que atrajo cada vez a más fieles (pero no a los escépticos, quienes siempre pensaron que era cuestión de tiempo para que hubiesen saqueos), y con la llegada de cada vez más creyentes hubo más y más prosperidad y esperanza.

En algún momento las principales guías religiosas se empezaron a reunir en un consejo para tratar los asuntos más apremiantes pero sus palabras solían ser desoídas (había temor a que se envilecieran y se unieran a la guerra) hasta que se volvió creencia oficial que Todos los fieles son parte de Dios, con lo que el consejo sacro se empezó a conformar por el consenso de Dios y no por simple autoimposición.
Al finalizar la era de las guerras santas, sus ciudades, sus templos y hasta su cultura se volvieron símbolos de veneración y lugares de peregrinación, pero no por mandato religioso, sino porque fueron protegidos por Dios mismo.

Hoy en día lo que sí es mandatorio por la mayoría de las religiones es que se debe residir en tierra santa por al menos tres años de vida. Es la forma de entrar en contacto con Dios de entrever su grandeza en todas sus posibles manifestaciones, al menos ese es el discurso oficial.
Yo, que no soy muy creyente, diría que es la forma de asegurar una cuota de poder en esa nación estratégica.

Consenso de religiones (Vc)

(índice)

Se podría decir que empezó a ser una nación cuando se establecieron instituciones comunes para toda la población. Siendo el mayor hito la instauración de un consejo de gobierno que agrupó a todas las religiones y cuyos miembros debían ser elegidos por el método que denominaron El consenso de Dios.

Dicho método se mantiene desde entonces:
Es una votación parcial y constante a nivel nacional, donde se busca alcanzar un consenso en el tiempo de una forma parecida a los parleros pero aquí, dicen, todo depende de Dios.
Cada candidatura sólo puede postularse en 23% de los circuitos a la vez, aquellas donde haya vacantes (por la gracia de Dios), y una vez que se hace la postulación no se puede retirar hasta ser votada en todos los demás.

Cada semana secular (de las 47 del año) se convoca a 7% de los votantes activos y a todos aquellos con más de dos años inactivos, con lo que los fieles acuden a las urnas de forma muy frecuente, en ocasiones con sólo 13 semanas entremedias. Las candidaturas se cambian a medida que se renuevan los votantes convocados pues un fiel no debe poder votar por una misma candidatura en todo un año.
Así, cada fiel consecuente vota al menos 3 candidaturas distintas anualmente, afianzándose aquellas más moderadas, las que atraen votantes con distintas tendencias dentro de su religión, y quedando relegadas las radicales. Produciéndose así un consenso con el tiempo.
De hecho suelen destacar con mayor rapidez quienes son capaces de generar acuerdos, pues incluso atraen el votos de los fieles de otras religiones.

Ningún voto válido se pierde pues, aunque sólo pasan a formar parte del consejo sacro quienes obtienen el apoyo de más de 5% de los votantes activos, los demás votos son representados por los correligionarios electos en una proporción igual al respaldo popular que recibieron. (Los consejeros representan a su religión pero no pueden ser vetados por ésta después que asumen el cargo.)
A nivel distrital se realiza un proceso similar que, además de definir las autoridades locales, permite establecer las candidaturas nacionales.

Las votaciones se hacen en centros permanentes a donde se puede asistir cualquier día de la semana y votar si hay más de 101 fieles interesados que hayan sido convocados o que tengan más de dos años sin haber participado.
Para poder votar por primera vez se necesita el aval de alguien con más de diez años votando y cada quien sólo puede avalar hasta a tres personas por lustro.


Parte V

Capítulo 42

Donde se describe una nación de religiosos que viven según el azar

Las dosis de azar divino (AP)

(índice)

Dios se manifiesta a través del azar.
Se manifiesta en todos esos sucesos que no dependen del libre albedrío de nadie.

Por ejemplo hay ciertos fenómenos y procesos físicos con una formulación científica fácil de determinar pero cuyo comportamiento futuro es impredecible:
Se conocen todos los factores involucrados, todas las variables que intervienen, y su relación entre sí pero el sistema es tan sensible a pequeños cambios en sus condiciones iniciales que es imposible predecir qué pasará después de un tiempo t, así éste sea muy corto.
No es como una pelota que bota o un proyectil volando (que en la práctica se puede predecir con exactitud su localización a cada momento); es más bien como un péndulo doble o un dado: nunca se sabe de cuál lado va a caer así se conozcan a la perfección todas las variables relacionadas, así sea parte del experimento más riguroso en el laboratorio más estricto.

En aquella nación creen que Dios dio libre albedrío a sus hijos en todas sus acciones pero que igual, inevitablemente, su voluntad prevalece debido a pequeñas dosis de azar que se replican en el tiempo de forma natural.
Quiérase o no, crease o no, Dios influye en la vida de cada individuo cada vez que decide la trayectoria de una tormenta o cuando genera un terremoto; interviene con cada brisa leve que calma el alma; con cada trueno que la estremece. Pero estos religiosos en particular, además, se exponen a dicha voluntad dejando decisiones trascendentales al azar (evitando que dependa del albedrío de un alma débil o impura), como por ejemplo la designación de los gobiernos o la escogencia de una guía espiritual después de la confirmación, en la adolescencia: Al ser al azar hay una mayor certeza (yo más bien diría creencia) que es la elección ideal, la establecida por Dios.
Exponerse al azar es ponerse en manos de Dios.

Cuando alguien se gana la lotería, ya sea de manera literal o metafórica, en un proceso fortuito sin trucos ni engaños, es la voluntad de Dios expresándose más allá de la capacidad de comprensión de cualquier persona.
Cabe aclarar que existe la certeza que eso, ganarse la lotería, no es necesariamente bueno en lo personal para quien gana: tal vez sea un falso consuelo o un anzuelo.

Hay dioses que, según las escrituras sagradas, han sacrificado a la propia descendencia por un bien mayor.
¿Por qué no habría de sacrificar a un siervo más llegado el caso?

Interconexión con Dios (IM)

(índice)

Acababa de ser elegida la autoridad principal de una de las provincias más grandes de la nación pero el acontecimiento pasó por debajo de la mesa.

Allí quienes ejercen cargos públicos son respetados (se considera que fueron elegidos por Dios) pero dichos cargos suelen estar vacíos de poder pues las decisiones más relevantes son tomadas al azar, son tomadas por Dios misma en pro del bien común, aunque en ocasiones no lo parezca. Cualquier fiel se puede convertir en guía para los suyos y, por medio del azar, en regente o incluso en pontífice.

La nueva designación aumentaba el poderío de una de las dos religiones con más fieles de la nación. El pontificado y más de dos tercios de las provincias estaban bajo el control de una misma religión, lo cual incomodaba a mucha gente, pero no con respecto a Dios, no desconfiaban de Ella sino de los connacionales, de los métodos con que se hacían los sorteos y sus vulnerabilidades.
Para la elección al azar se usan factores de peso relacionados con el número de fieles y la cantidad de años en el poder de cada agrupación. Pero en ese momento era claro que la repartición estaba desproporcionada, ya estaba en el límite probabilístico.

Todas esas eran preocupaciones de intelectuales y académicos, el pueblo llano no presta demasiada atención a lo terrenal, piensa más bien en la vida eterna.
En esta nación se cree que las almas no envejecen como los cuerpos, sino que van desapareciendo por falta de amor, por falta de interconexión con Dios, con otras almas. Aquí se originó una doctrina extendida por muchas naciones y armonías: El Universo es a nuestros cuerpos materiales, lo que Dios es a nuestras almas espirituales.
Las almas crecen y se fortalecen en la medida que interaccionan con otras almas y con Dios por medio de innumerables rituales y ritos, en especial la oración unipersonal y discreta.

Las mayores diferencias entre las dos religiones principales, además de los rituales y celebraciones, se relacionan con temas de ultratumba.
En ambos cultos se cree que las almas son eternas y que existen en un plano espiritual, en comunión con Dios, pero en el culto mayoritario se cree además en infernar: Se cree que se puede hacer padecer a las almas que han hecho mal en vida, que las interconexiones negativas generan sufrimiento, y no sólo a las ánimas maldecidas, sino también a las que estén relacionadas con ella.
Quienes siguen esa religión sienten como un deber castigar el mal.

Por otra parte está quienes creen que Dios es sólo amor, que la maldad es circunstancial, casual, aleatoria, creen que las almas de quienes hicieron mal sólo se desvanecen lentamente y en soledad pero sin sufrimiento.
Creen que ese es castigo suficiente.


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